FUNDAMENTOS TEÓRICOS
Los rituales formalistas en los que disponemos nuestra investigación, como superficies de expresiones y emociones, nos permiten servir como cuerpos receptores de pulsos que son parte de nuestra constitución y de nuestros deseos, y recodificarlos en lenguajes curiosos, concitantes y siempre subversivos, constituirlos en escena. A través de los mecanismos formales de procedimiento buscamos romper el devenir abyecto de la realidad, salir de la velocidad del mundo que nos empuja a la fatídica repetición del “personaje” que nos han encargado, y retomar el dominio de nuestra producción expresiva. Capturamos un espacio, durante un tiempo que se separa del destino que impone la inercia social y la herencia teatral, y ocupamos ambos planos con una serie de comportamientos de composición que aspiran a establecerse en un ritmo extraño de producción.
¿CÓMO ENTENDEMOS LA ACTUACIÓN?
La actuación es, en primer lugar, un cambio de ritmo. La respiración y los movimientos en principio ralentados y conscientes, las detenciones y variaciones, nos permiten desplazarnos a una zona de nuevas resonancias donde emergen los rasgos poéticos de nuestra propia existencia: estamos en la zona liberada. Deseamos un teatro que surge en ella, fuera del alcance del control policial que ejerce la cortesía con la realidad. Pero estos mecanismos formales no se presentan simplemente como artilugios mágicos a seguir, como fórmulas o recetas. Más bien, habitan en la presencia ardiente de la actriz o el actor que desea, que agita con esa respiración y esos procedimientos una voluntad libidinosa de ocupación. La ejecución de los mecanismos no es, entonces, una gimnasia fría y desaprensiva, al contrario, se trata de una violentación política artística que eleva al máximo la presencia y el compromiso, ya que intenta restituir el carácter ritualista, fogoso y transido en el territorio de la convención teatral. En la zona liberada por los procedimientos formales, las actrices y los actores no están frente a una hoja en blanco, mucho más, ante una hoja cargada de palabras sueltas y rotas, manchas, pliegues, objetos perdidos. Sin embargo, dada su voracidad por los múltiples sentidos posibles, su fe por hallarlos a cambio de sus cuerpos dramáticamente expuestos, avanzan. Ahora bien, no avanzan desarmados, desvalidos ante el abismo, obligados al capricho inconexo similar a nuestra organización social. La liberación requiere una dirección que nos proteja de caer, nuevamente, en la inconciencia que arrastra las formas que impone la fuerza de la costumbre.
CONTENIDOS
RESPIRACIÓN CONSCIENTE
LA VOZ
TIEMPO
Herramienta compositiva primaria. Desplazamiento del YO para el calce de la personalidad artística a través del manejo del aire. El “yo desplazado” como soporte de la actuación.
Expresión emergente del procedimiento formal. Su valor dramatizante anterior a la palabra. Dispositivo de excavación del grito sagrado para su emisión minimalista o barroca. La palabra liberada a la asociación libre.
Velocidades, detenciones, opuestos. Punto y contrapunto en las relaciones entre cuerpos. Musicalidad de la operación físico-expresiva
CONTENIDOS
ESPACIO
CUERPO-ENERGÍA
COMPOSICIÓN
Personal, parcial y total. Localización y ocupación parásita. El “yo desplazado” que ha parasitado el cuerpo, toma el espacio para sus fines poetizantes. Prolongación de las formas propias a partir de los estímulos geográficos del espacio teatral dado.
Entrenamiento motriz y tónico para el dominio técnico (frialdad) de la sustancia ardiente que nos habita (deseo). Grados de esfuerzos musculares con variaciones en la temporalidad y la espacialidad.
Captura del hecho singular. Afinación. Emisión